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Libre y sin censuras

Pasión por las Mujeres trans

Enviado por Martina, Alicante

¿Qué hay de malo en fantasear con cosas prohibidas y sentir un deseo irrefrenable por cumplirlas? Todos tenemos nuestras filias y nuestro lado más oscuro. Carlos se la machaba pensando en metersela a un tío, sintiendo sus huevos rebotar contra los de él. Se excitaba muchísimo solo con pensarlo. Pero le ponía también una tía, la esencia de una mujer, agarrar y disfrutar de un buen par de melones. Rabos, tetas… ¿Utopía?

En realidad, Carlos era un chico con una vida «normal»… pero se moría por morder esa manzana del pecado del travestismo, ese cuerpo hecho para el pecado, tan lleno de vicio y lascivia.

Un día se decidió a probarlo. Primero, con una llamada a una linea erotica travestis. Una llamada que cambió su vida, que le abrió las puertas de un universo de placer físico y mental. Algo rápido, directo, sencillo. Al otro lado, una voz que le abrió las puertas al paraíso…

Una voz que le pedía que le comiera de arriba abajo, que agarrara su entrepierna, sus nalgas. Quería tener el rabo de Carlos entre sus tetas, con los pezones duros, hacerle una cubana y que se corriera encima, que lo llenara de lefa… y que le reventara su culito, primero despacio, lubricándolo bien. Le pidió que se la metiera, deslizándose primero lentamente, sintiendo todo apretadito hasta el fondo… Y después que lo zumbara y lo empotrara, que lo jodiera vivo, azotándolo, agarrándole las tetas, agarrando su pene, gozando de su cuerpo, de su boca, de todo su sexo.

Y así Carlos se hizo la mejor paja de su vida. Con esa voz guiando su masturbación y su deseo, haciendo esa fantasía por fin real, compartiendo su mayor vicio, ese morbo… Que terminó en un orgasmo increíble, corriéndose dentro, en sus tetas, en su cara y en su boca. Todo a la vez. Ocurrió. Y fue un alivio, un placer.

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