Escucha Relatos

Libre y sin censuras

Sexo en la discoteca

Nací Cristian pero me llamo Cristina. Si, soy una mujer travesti y me encanta salir de perreo cada vez que puedo. La última fue antes de la maldita cuarentena del coronavirus, salimos a celebrar el cumpleaños de mi amiga Paula. Todas estábamos deseando ir al garito de siempre (muy conocido en Valencia).

Cuando llegamos, nos pedimos unas copas y salimos a bailar como locas. Bailamos y bailamos hasta que me di cuenta, entre luces y flashes que un machote, bien apuesto, de piel morena y ojos verdes, no me quitaba ojo de encima.

Me puse a su lado y zorreamos todo lo que pudimos y más, nos frotamos sin parar hasta que la cosa se vino arriba. No tardó mucho en arrimarme la cebolleta. Me puso tan caliente que me lo llevé de la mano al baño más cercano.

Nos metimos en el de las chicas, me subí el vestido y le mostré mi preciado tesoro, ni corto ni perezoso, sabedor de lo bien armada que estaba, empezó a chuparme enloquecidamente hasta el culete. Me puso tan cachonda que le obligué a girarse para encularle bien.

No se lo pensó. Se colocó para que la clavara entera. Sin vaselina. Jadeaba fuerte, sin cortarse lo más mínimo, tengo que reconocer que esos gritos me hacían meterla con más ganas. Sus manos se apoyaban fuertemente sobre la puerta impidiendo que se pudiera abrir desde fuera. La tenía completamente dura, no fue necesario tocarle, se corrió con la última embestida, pude notar cómo salpicaba por el suelo con cada acometida.

Nos vestimos, nos miramos, nos besamos y salimos fuera, para mi sorpresa, esperaba enfurecida su mujer, nos separamos en el camino como si no nos conociéramos de nada y mirando de reojos pensé… que bien te lo habrías pasado si hubieses visto a tu marido en el baño.

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