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Libre y sin censuras

Sexo con la tía Carmen

Enviado por Manuel, Madrid

Carmen tiene 45 años y le encanta el sexo. Es puro vicio. Disfruta ahora de su cuerpo más que nunca, porque está en su mejor momento… y le encanta tirarse a hombres muy viciosos. Le gusta montárselo con chicos más jóvenes para enseñarles, para descubrirles todo lo que el buen sexo puede hacerles sentir… Un placer sin límites.

Se masturba recordando a un chico que sedujo… Moreno, muy masculino, la miraba con ganas de cepillarsela desde el primer momento. Un día, cuando se quedaron solos lo agarró por banda y lo metió en su casa.

Empezó a comerle la boca mientras le desabrochaba los pantalones. Se la agarró con fuerza y empezó a masturbarle mientras se relamía de ganas, pensando en chupársela y que se corriera en su boca. Bajó y se la metió entera, lamiéndola con su lengua, apretando sus labios, hasta el fondo de la garganta. Le comió los huevos, le lamió con ímpetu y chupó bien fuerte hasta que él la agarró del pelo y gritó, llenándola toda de su leche, explotando como un animal en su cara.

Mientras ella se limpiaba, él le retiró el pelo detrás de la oreja y le susurró “ahora te toca a ti”. No esperaba menos. Le metió la mano debajo de la falda y le quitó las bragas. La sentó en el borde del mueble de baño.

Empezó a comerle la boca de nuevo a y a meter sus manos por debajo de la ropa. Ella ya estaba muy cachonda y cuando sintió sus dedos entre sus piernas supo que iba a correrse en poco tiempo. Lo guió para que la tocara despacio, acariciando su clítoris, los labios, metiendo la yema del dedo, jugando… Y en ese momento sintió cómo él volvía a empalmarse.

Qué rico. Le pidió que la jodiera, que le abriera bien las piernas y se la clavara hasta el fondo. Y así lo hizo. Embistiéndola contra el mármol frío, hasta correrse ella y correrse él de nuevo, dejando el espejo húmedo, lleno de marcas de manos perdidas en uno de los mejores polvos de sus vidas.

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